La conversación cromática
Comunicarse no se limita a hablar. Nuestros gestos, expresiones e incluso nuestra formar de vestir dice mucho más de nosotros que incluso el propio habla.
Uno de los grandes rasgos de nuestra personalidad y de nuestro estado de ánimo es la ropa, y sin importar texturas, formas, tejidos… lo que más destaca siempre de nuestros outfits son los colores.
En este sentido, entra en juego la psicología que analiza como percibimos y comportamos ante distintos colores, así como las emociones que nacen en nosotros provocadas por estos.
Los colores están realmente implantados en nuestro lenguaje cotidiano. De esta manera, podemos realizar una primera clasificación entre colores cálidos y colores fríos.
Algunos de los colores cálidos por excelencia son el rojo, el naranja o el amarillo.
En primer lugar, el rojo se encuentra asociado a la fuerza, la pasión, el amor… cuando es vestido transmite extroversión y poder. Por el contrario, puede llegar a transmitir peligro o agresividad, y llegar a rozar la pesadez para la vista. También resulta perfecto si tu intención es llamar la atención, se ha comprobado que estimula y aumenta la respiración y el ritmo cardiaco. Por esto, el rojo es el color empleado en las señales de tráfico que advierten peligro.
El color naranja sigue en cierta medida los grandes rasgos del color rojo, se mantiene la calidez y el optimismo. Pero al contrario que el rojo, este color transmite tranquilidad, en función del tono, por ello es muy importante combinarlo perfectamente. Su asociación al otoño y a la primavera provoca que sea un color adecuado para representar cambios y energía.
El último color cálido del que hablaremos en este post es el amarillo. Este color a veces llega a ser contradictorio. Se le asocia la luz, la alegría, la vitalidad y el poder, pero por el contrario a veces suscita ira o envidia. Al igual que el naranja, es un color que hay que saber combinar ya que provoca mucha iluminación a quien lo lleva.
Entre los colores fríos más presentes en nuestro “closet” se encuentran el azul, el verde o el morado.
El verde, es el color mayoritario en la naturaleza, lo cual automáticamente nos transmite calma, renovación y equilibrio. En esta línea se considera que favorece la resolución de problemas. Algunos supersticiosos lo asocian a la riqueza, por el color de los billetes de 100. En el ámbito de la moda, anteriormente se interpretaba como un color extravagante y poco formal, pero en los últimos años se encuentra en auge en todos los ámbitos.
El color del cielo y del agua, lo más puro sobre la faz de la tierra, color azul al completo.
Así, lo asociamos a la pureza, pero también a la seguridad, confianza y armonía.
De esta forma, a la hora de trasladarlo a nuestra vestimenta nos hace sentir seguros y confiables. Aunque en menor medida puede transmitir frialdad o lejanía, si algún día te sientes así recurrirás al azul.
El morado proporciona calma y en este ámbito se le relaciona con la espiritualidad. Se recurre a el para representar la creatividad, la imaginación, la concentración y la sabiduría. Muchas marcas optan por el morado y sus diferentes tonalidades para transmitir sofisticación y elegancia. También, en función del contexto algunas personas lo perciben como arrogante.
Por último, es importante a tener en cuenta, es importante no dejarse llevar totalmente por nuestros sentimientos y emociones delante del armario, ya que puede jugarnos una mala pasada y provocar daños visuales a quien nos vea.
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