Miedos, complejos y mascarillas

Después de 700 días haciendo uso de la mascarilla ha llegado el momento de la esperada despedida, aunque no alegra a todo el mundo.

La pandemia del COVID-19 ha supuesto infinitos cambios en nuestro estilo de vida, tras estar 2 meses encerrados sin apenas vida social, más allá de las telecomunicaciones, todos esperábamos ansiosos la salida a la calle. Poco a poco y con mascarilla en cara retomamos el contacto físico con nuestra familia, amigos, vecinos…

Lo que para algunos ha supuesto una inmensa alegría, para otros significa el escaparate de las inseguridades y los complejos. Para algunos la mascarilla actúa como un protector y su despedida lleva a experimentar el síndrome de la cara vacía. 

Este se trata de un síndrome que consiste en el miedo y ansiedad que les produce a algunas personas la retirada de la mascarilla, rechazando a quitársela por salud o estética.

Sin embargo, los más afectados serán los adolescentes, debido a la etapa de crecimiento personal y físico que estos atraviesan. De este modo, la mascarilla ha ocultado acné, ortodoncias, vello… También los adultos podrán experimentar este fenómeno tras haber potenciado su seguridad llevando la mascarilla.

Los psicólogos indican que muchos de los problemas emocionales que han aflorado durante la pandemia se han escondido tras la mascarilla, explica Guillermo Fouce, doctor en Psicología. Añade también que el rostro es un identificador de emociones y parte de los problemas tienen que ver con esa dificultad de reconocimiento facial de las emociones en el otro. 

“Los adolescentes están en período de construcción y ese periodo ha tenido un parón a la hora de sacar emociones de los otros y expresar las propias, no han podido conectar igual”. 

El adolescente se siente cómodo en su círculo de confianza, ya que se trata de un grupo de iguales. Pero el asunto se vuelve complejo a la hora de exponerse al resto del mundo.

 Además, la mascarilla se ha convertido en un elemento diferenciador y parte de nuestros outfits pudiendo así manifestarnos, mostrar nuestros gustos y que es lo que somos.

Así, hemos incluido en ellas el escudo de nuestro equipo de fútbol, partido político, grupo musical favorito… 

El mask fishing viene del término catfishing, engaño en internet donde usurpan la personalidad de alguien para ligar con otra gente. El mask fishing hace referencia al fenómeno por el que una persona parece más atractiva al llevar mascarilla. 


¿A que se debe esto? La mascarilla cubre la mitad de la cara, lo que supone el ocultamiento de la mitad de nuestras facciones: nariz, boca… Esto ha provocado un vuelco en la imaginación, con tan solo ver los ojos de una persona nuestro cerebro asocia un determinado patrón a las partes que tus ojos no alcanzan.

Esto se debe a que cada persona en su cabeza tiene un prototipo de cara, que generalmente es el que más atractivo le resulta, de esta forma nos imaginamos a las personas a partir de sus ojos como a nosotros más nos gusta, no como esperamos que sea esa persona. 

Lo que está claro, es que este no será un proceso de un día para otro, es trabajo de cada uno sentir la fortaleza para no llevar mascarilla, bien sea por estética o por miedo al virus. 

 

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