Del vicio a la amistad
El fenómeno de las personas que beben solo para ampliar su red social en España es común. Sin embargo con el tabaco sucede algo parecido, ya que muchos fumadores solo lo hacen en eventos mayormente sociales como bodas, bautizos, cumpleaños, etcétera. Si sumamos el porcentaje de las personas que consumen drogas para socializar el total de consumidores aumenta con creces. Solo hace falta salir a las calles céntricas de cualquier ciudad española para ver como los fines de semana las terrazas se llenan.
“Quedamos a tomar una cerve” es una de las frase más repetida por los jóvenes. Este plan de consumir para hablar se ha convertido en un escudo para muchos. Esa cerveza realmente tiene como fin establecer una relación social o cuidarla.
Por tanto es curioso observar como los seres humanos necesitamos muchas veces excusas para ser humanos. Ya no es solo el hecho de utilizarlo como plan sino que en la actualidad muchos necesitan estar bajo efectos de alguna droga para sin ser ellos mismos socializar. Esta práctica de emborracharse y drogarse es una prueba más de las inseguridades que rodean a la población hoy en día.
Tras la pandemia esto cada vez es más frecuente pues mucha gente al conocerse a si misma ha concluido que su persona es un fracaso y que tiene que ser otro si quiere conocer a los demás. La forma más rápida de perder la vergüenza y soltarse más es esta drogarse. Sin embargo, para llegar a una amistad sana los vicios nunca han de ser el motor. Quizá en un futuro pueden ser un medio de vez en cuando. Pero una verdadera amistad, una verdadera comunicación no necesita terceros. Con dos es posible.
El mejor vicio para socializar es el de ser uno mismo ya que la autenticidad es uno de los rasgos que más triunfa frente a otros.
Antonio Martínez Rodríguez.
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